Escuchamos música en todos los sitios, unas veces conscientemente y otras formando parte de la banda sonora de nuestro día a día. Ritmos y letras pegadizas se van haciendo hueco en nuestra memoria a corto y largo plazo y, quién sabe, influyan en cierta manera en nuestra forma de ser o de pensar.
Los niños son grandes consumidores de música. Tienen acceso a ella desde multitud de dispositivos como las tablets o la tele, la escuchan en el coche, en el colegio, en las fiestas de cumpleaños y en las verbenas populares.
A menudo, los adultos cantamos y tarareamos canciones que nos van sonando y escuchamos todos los días. Muchas veces no nos detenemos en analizar las letras o quiénes son los intérpretes. Como a nosotros, a los niños les gusta cantar y bailar al ritmo de los temas más pegadizos. Muy probablemente no entiendan el significado de las letras, pero las aprenden rápido y se divierten con ellas.
No es difícil escuchar en ambientes infantiles canciones con frases o mensajes claramente enfocados a un público adulto y, en numerosas ocasiones, que contradicen los valores a los que una sociedad igualitaria aspira a conseguir.
Al igual que nuestros menores no ven una película para adultos y no leen periódicos o libros de mayores, también deberíamos plantearnos que puede haber canciones, cantantes o, incluso, géneros musicales, no demasiado aptos para ellos. No por sonar en todos los sitios y ser la canción de moda será, necesariamente, una canción ideal para los niños.
Parece entonces lógico ser críticos con los temas musicales que se ofrecen a los niños en fiestas, programas televisivos o lugares infantiles. Quizás debamos pararnos un momento a analizar las músicas que escuchamos y escuchan, los valores que transmiten los intérpretes, las letras y los videocplips, y poder valorar así si queremos que formen parte de la cultura musical de nuestros hijos y alumnos.
Enlaces de interés:
Niños y cultura musical, by oscarmartinezibanez